A finales de agosto de 1983 se produjo en Vizcaya un episodio de gota fría de consecuencias catastróficas. Koldo Chamorro y yo viajamos a la zona dos meses más tarde, a comienzos de octubre, y estuvimos fotografiando a lo largo del río Nervión durante casi una semana. La dimensión del desastre apenas quedaba reflejada en las fotografías. Con este trabajo aprendí hasta qué punto la representación y la realidad divergen.