El Patronato de la Alhambra pidió a diez fotógrafos (Javier Andrada, Carlos Canal, Manuel Esclusa, Manuel Falces, Francisco Fernández, Joan Fontcuberta, Alberto García-Alix, Cristina García Rodero, Ignacio González y yo mismo) una serie de fotografías del célebre monumento. Dado que el peso de la tradición en la manera de representar la Alhambra es imponente, decidí evitar los espacios más emblemáticos, y ocuparme de los lugares de paso, de los pasillos y «huecos intersticiales», como dicen los arquitectos.